¿Quien era William Silver Green?

Costa de Portsmouth

Nació en la ciudad costera de Portsmouth, Inglaterra en 1852. El era un marino mercante aficionado a escribir versos y prosas en sus ratos libres en alta mar. En sus cuadernos escribía versos y cartas que le encargaban sus compañeros de velas para ser enviadas a sus novias o familiares y que no escribían ellos mismos porque creían no poder hacerlo bien. William, como escritor aficionado, tomaba esos trabajos y así fue que sus cuadernos se fueron llenando de versos para novias, cartas para madres, hermanas, hijos, tías, etc. Sus amigos le contaban de que se trataba el acontecimiento y él escribía. William era un hombre solitario, su vida era el mar y nunca formó una familia. Ya retirado en una pequeña casa de su ciudad natal pasó sus últimos días y falleció una noche mientras dormía. Megan Green, una sobrina suya, encontró sus viejos escritos y se interesó tanto en esa faceta de su tío que se los llevó con ella y los tuvo siempre como una de sus más preciadas posesiones. Ella emigró a la Argentina a principios del Siglo XX, se casó con un argentino de nombre Carlos Ruiz y allí vivió hasta los años 80. Los cuadernos de William pasaron a manos de su hija Teresa Ruiz, que los conservó hasta cumplidos sus 85 años. Ella se encontraba enferma, sola y sin familia y me lega los escritos de su tío bisabuelo con la esperanza de que los conserve, traduzca e intente publicarlos. Los escritos consistían en un centenar de hojas sueltas y algunos cuadernos, entre los que se destacan dos que son recopilaciones que hiciera el mismo William y que tituló “Cartas sin Destino” y “Mil Laberintos” Esos cuadernos son una selección de versos y prosas. Los versos se encuentran completos, pero no así las cartas, de las que había extraído pequeños fragmentos que convierten a esa obra en una especie de libro de citas y pensamientos sobre temas muy diversos y a la vez muy interesantes ya que detallan sentimientos profundos y vivencias de mucho valor humano.

En esa tarea me encuentro ahora. Teresa falleció hace unos años y el legado de William Silver Green está aquí delante mío. Casi cien años luego de su muerte reviso sus escritos, los traduzco y trato de interpretarlos de la mejor manera para conservar su esencia tan humana que pareciera ser imperecedera en el tiempo.

Releer cada una de las antiguas hojas de sus cuadernos es una especie de ritual donde con profundo respeto tomo el lugar del marino escritor.

También dedico parte de mi vida al arte de escribir. He escrito una novela y algunos cuentos cortos. Algunos se han publicado pero la mayoría aún no. También suelo participar en concursos literarios nacionales e internacionales. Esa pequeña experiencia en el mundo de las letras me ha impulsado a atreverme a crear este blog donde trataré de cumplir como mejor pueda y sepa la promesa que le hiciera a Teresa de que aquello que escribiera William se conozca, porque mientras haya quien lea el escritor vivirá. Y así lo dijo él:

“Ojala estas palabras no sean como hojas bailando en el viento que se pierden en la lejanía y el olvido. Recuérdalas porque son mi legado, pues lo que soy está en ellas y mientras las recuerdes, viviré en ti.”

 William Silver Green



Claudio M. Sciarra
-Blogmaster-

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